las 1001 grullas de origami

El tiempo entre la última ceremonia de 2017 (el último sábado de octubre) y la primera de 2018 (el pasado sábado, 17 de febrero) se ha pasado volando. Es cierto que no hemos parado en estos poco más de tres meses: en noviembre no paramos entre espectáculos y otros eventos, entre ellos preparar nuestro ya clásico stand de maestro de ceremonias en la Feria DeBoda de Valladolid. Después tuvimos, entre otras cosas, unos días de vacaciones, la campaña de espectáculos navideños y muchos shows presentados en carnavales.

Con 26 ceremonias ya confirmadas para esta temporada estamos seguros de que será un gran año. Y ha empezado de la mejor forma posible: con un enlace de esos que no se olvidan. Una boda celebrada en el patio de un castillo hermoso con infinidad de detalles que hicieron de él algo único.

Para empezar no sólo hubo entradas de novio y novia sino además de una portadora muy especial de los anillos, anillos que después quedaron colocados en la mesa en unos soportes muy originales, en lo que llegaba el momento de su intercambio.

Nos encanta conducir la parte del consentimiento y, en este caso, del intercambio de arras. Sin embargo, llegado el momento, fue un honor presentar a la alcaldesa del municipio, Topas, que se encargó de la parte más oficial del evento con la máxima profesionalidad y soltura.

Sí pudimos encargarnos de realizar un rito simbólico a petición especial de los novios, la ceremonia del atado de manos, con un cordón, claro, preparado por ellos mismos, al igual que las cajas de pétalos de rosa con «instrucciones» que había en cada silla para que los invitados las arrojasen en la salida de la pareja y otros detalles, como paquetes de pañuelos personalizados, programas… no faltó de nada.

Aún no hemos llegado a los momentos más espectaculares: los votos que prepararon y se leyeron uno al otro que pudimos escuchar más cerca que nadie y sobre todo las 1.001 grullas colocadas a la espalda de los novios. Resumiendo mucho esta historia: los novios, antes de llegar el día de la boda, realizaron juntos y sin ayuda mil (1.000) grullas de origami. Era un detalle precioso y decorativo, pero lo más importante es el sentido de la tradición detrás de la pareja de novios que prepara 1.000 grullas de papel para el día de su boda.

Para estar a la altura de algo tan único, y aprovechando que la pareja nos encargó un certificado de enlace premium artesanal y personalizado, nuestra artista de cabecera, quien se encarga siempre de las carpetas para las firmas de novios y testigos, preparó muchas minigrullas de origami (no tantas como mil, pero fueron unas cuantas) que colgó en el lugar que otras veces decora con otro tipo de piezas. Es una obra de arte que conservarán para siempre de recuerdo de los novios y que se puede ver en las fotos más abajo.

Sobra decir que fue una ceremonia emotiva, divertida, intensa… ¡y sólo ha sido la primera del año! Os recordamos que el año pasado fueron 35 en total, así que esta temporada 2018 promete.

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