Se suele considerar que la temporada oficial de ceremonias acaba en octubre. Según eso, el sábado pasado tuvimos la (posíblemente) última ceremonia bilingüe de esta temporada, un acto que dejó una gran cantidad de momentos para el recuerdo.
Una vez más (han sido unas cuantas este año) acudimos desde Valladolid hasta Segovia, en este caso varias horas antes: como el enlace era por la tarde aprovechamos para hacer una escapada a esta interesante ciudad y salimos de viaje por la mañana, así que pudimos pasear durante la mañana soleada por todo el centro histórico de la localidad y comer en un lugar que nos encanta y al que siempre acudimos cuando estamos en Segovia: La Taberna del Fogón, especializados en cocina sefardí. Curiosa casualidad ya que por la tarde en la ceremonia estaban previstos durante la ceremonia diferentes ritos judíos.
Después de comer llegamos hasta el espacio de celebración del acto, en el que no habíamos estado anteriormente: El Hotel San Antonio el Real, ubicado en el Monasterio del mismo nombre, declarado Monumento Nacional y justo al lado de una de las partes altas del Acueducto.
Y a este lugar único se vinieron desde su casa en California Sara, de Madrid, y Mike, de Massachusetts. Y con la ayuda de sus familiares y amigos organizaron una ceremonia única en la que no faltó de nada: música en directo con varias versiones acústicas de los Beatles entre otros temas, entrada a la ceremonia con damas y caballeros de honor, un «bestman» muy presente en diferentes momentos y por supuesto responsable de guardar las alianzas, participación en las lecturas de invitados a los que ayudamos con sus intervenciones para que estas llegaran a todos los presentes, fuese el que fuese su idioma, y algo curisoso: dos partes inéditas hasta la fecha para nosotros en una ceremonia, ambas procedentes de ritos de boda judíos: las «Siete Bendiciones«, que se leyeron en hebreo, inglés y castellano después de que los novios intercambiaron sus votos, y la ceremonia judía de romper la copa, realizada justo antes de que la pareja hiciera su salida juntos y que todos los invitados, sin importar de donde viniesen, remató con un rotundo «Mazel Tov«.