Nunca nos habíamos encontrado con una historia como la de Iván y Alexia. Una historia de más de nueve años juntos, pero eso no es lo que la hace única. Y es que, hasta hoy, no teníamos conocimiento de nada que fuese ni siquiera parecido, y es que ambos, por separado, por sorpresa, sin prepararlo ni coordinarlo con nadie, terminaron organizando dos pedidas de mano independientes, él a ella, antes, ella a él, unos minutos después. Eso es, fue en el mismo lugar, la hermosa y romántica ciudad de Venecia, en la misma noche y casi a la misma hora, primero ella recibió una sorpresa en forma de anillo, después él no se esperaba abrir una caja con un reloj grabado dentro de ella.
Lo que no fue una novedad para nosotros fue presentar un enlace en el espectacular Palacio de los Condes de Gamazo de Boecillo, ya que no era la primera ni la segunda ocasión en la que estábamos allí… pero nunca habíamos estado en una ceremonia que tuviera lugar en las antiguas caballerizas. Nos encantó el espacio, que además estaba preparado para la lluvia.
Por suerte no hizo falta: el cielo estuvo nublado (los fotógrafos me cuentan habitualmente que les gusta esa luz para las fotos), parece que llegó a caer una gota una hora antes de empezar, hizo algo de viento en algún momento… pero el pronóstico meteorológico no falló y la lluvia no se presentó. Sí lo hicieron unos 100 invitados llegados desde Soria, Barcelona y Madrid y también desde otros países: Reino Unido, Brasil, y Bélgica.
Entre los invitados, varios «jovencitos» desempeñaron labores fundamentales: Daniel, Mario y Paula precedieron a la novia tirando pétalos mientras sujentaban sendos carteles muy divertidos. Irene, con sólo 9 meses tuvo la responsabilidad de traer las alianzas llegado el momento y Elsa, de un año, fue la encargada de venir con un bolígrafo muy elegante que novios, testigos y yo mismo usamos para firmar el certificado de enlace al final.
También contamos con la intervención de invitados que tenían algún año más: hasta cinco familiares y amigos nos contaron detalles entrañables acerca de los novios y compartieron su alegría con todos.
Y los novios no podían faltar celebrando: además de con unos rotundos «sí, quiero» llegado el momento, organizaron una emotiva ceremonia de la arena para la que habían preparado una caja de cristal rectangular con una foto de ellos dentro y que nosotros rematamos, como siempre, con nuestros propios textos y además personalizándolos con su historia… y es que nos gustan los detalles personalizados y nos gusta aún más la gente que dedica su tiempo y su esfuerzo a prepararlos, gente como Alexia e Iván.